Pero bueno. Vaya vaya vaya. Mira que sois gamberretes. Que juventud la de hoy en día. ¿Saben vuestros padres lo que vais votando por ahí en internet? Así que, de entre todos los jugosos e interesantes temas que os hemos dado a escoger, habéis preferido el único que tiene que ver con sexo. ¡Que sorpresa! ¡Que poco previsibles sois! Y ahora se supone que yo tengo que hablaros, con seriedad y precisión científica, sobre este pequeño asuntillo (recordad, el tamaño no importa). Ay ay ay. Pobre de mí. Pero no os preocupéis. Os entiendo. El tema llama la atención. Salta a la vista. "¿Un hueso en el pene? Espera espera espera. ¿Has dicho un hueso en el pene?" Y acto seguido todos miramos, a ver si está o no. Y claro, no está. El hueso, el pene si que está. Que siiii. Buscad mejor, está por ahí. ¿Os presto una lupa?
El problema es que el tema así planteado, hablar sobre lo que técnicamente tenemos que llamar el os peneanum, o también os priapi, pues llama la atención solamente de la mitad del conjunto de potenciales lectores y lectoras. Mirad, os voy a decir lo que vamos a hacer. Subamos las apuestas. Veo vuestro hueso peneano, y subo un hueso clitoriano. Si si. Vosotras también. ¿Que os creíais? Aquí no queda títere con cabeza. Después de todo, ¿por qué iban a divertirse solamente los chicos?
¡Venga! ¡Ya está bien de preliminares! Escoged vuestro idioma de preferencia seleccionando una de las banderas que veis abajo, ¡y que empiece el show! Solo aquí, en Clio's Dream. Vuestro blog de historia sexi.
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