En Castilla las mujeres siempre han podido reinar.
Es un dato que conviene recordar, porque esto convierte a Castilla en un caso especial. En Europa las mujeres no podían ni oler el trono. Es lo que se llama la "Ley Sálica". Y es que en el resto de Europa siempre han sido muy suyos para estas cosas. Querida lectora, antaño en aquellos pagos las mujeres no reináis, no heredáis y cuando casáis adoptáis el apellido del esposo perdiendo el de nacimiento -lo que trae de cabeza al CSI, al FBI, a la CIA, a Sherlock Holmes y a James Bond cuando tienen que localizar a una sospechosa que se ha casado después de asesinar a medio pueblo.
Pero esto no pasa en Castilla. Aquí las mujeres desde la Edad Media tuvisteis derecho a la herencia, a reinar, y a conservar su apellido y transmitirlo a la descendencia. Tampoco es que esto fuera el paraíso de la igualdad de género, pero en ese sentido la situación de la mujer era un poquito mejor que en el resto de Europa. Solo un poquito.
Esto se debe a que en Castilla teníamos un código legal distinto. La ley tradicional de Castilla era la Ley de Partidas, recopilada por Alfonso X el Sabio (1252-1284). Esta ley decía que las mujeres podían reinar si no tenían hermanos varones. Estuvo en vigor hasta que se nos vinieron encima los Borbones con todas sus flores de lis a principios del XVIII.
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El código de las siete partidas de Alfonso X, en una recopilación de 1576. |
Reyes por Borbones.
Los Borbones llegan a España en 1701 con ganas de guerra. Y se la dieron. Durante 13 años el país se dividió entre borbónicos (Castilla sobre todo) y austracistas (Aragón, Cataluña y Valencia). Cuando por fin los borbónicos se imponen, decidieron que ya estaba bien de pamplinas y se pusieron a reformar un poquito por allí y recortar un poquito por allá. No no, esta todavía no es la guerra carlista.
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La Guerra de Sucesión Española se libra entre 1701 y 1714 en todo el mundo,
y divide a los reinos de Castilla y Aragón. En la imagen, cuadro de la decisiva
Batalla de Almansa (1707) |
Hicieron muchas reformas, algunas muy importantes, pero la que nos interesa aquí es que los Borbones, franceses ellos todos y criados en una Europa donde la Ley Sálica campaba por sus respetos, decidieron que la Ley de Partidas (la de Alfonso X) era un anacronismo y que había que abolirla. A los Borbones siempre les gustaron las mujeres, pero no para reinar. Eran salidos, y sálicos. Pero ya no. No no no. Para nada. Viva el Rey.
La "Pragmática" de 1789.
A finales del siglo XVIII, sin embargo, las tornas cambian. Carlos IV asciende al trono en 1788. Tenía dos hijos varones, posibles herederos del trono, pero ambos eran muy pequeños (tenían uno y cinco años). En una época en la que la mortalidad infantil se cebaba con los niños menores de diez años, la supervivencia de estos infantes estaba en cuestión. De hecho, los reyes habían perdido ya a dos de sus descendientes varones. En cambio, tenían varias hijas, algunas ya adolescentes y fuera de la edad crítica. Por esta y otras razones, Carlos IV pide y obtiene de las Cortes la aprobación de la "Pragmática", una ley que suponía la restauración de la Ley de Partidas para la sucesión al trono. Estas mismas Cortes juran a Fernando, de cinco años, como Príncipe de Asturias. El futuro Fernando VII. El pequeñín que le acompaña, su hermano de año y medio, se llama, como su padre, Carlos. No vayas a perderlos de vista, porque estos dos no traen nada bueno. Fijaos bien. Si es que ya se están mirando mal.
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Retrato de Carlos IV "el Cazador" (1788-1808). Me recuerda a alguien... |
Para que la ley entrara en vigor, sin embargo, Carlos IV debía firmarla, un acto jurídico que se conoce técnicamente como "Sanción". Como no había prisa, lo dejó pendiente. Ya sabéis como son estas cosas. Que si hoy tengo cacería que si mañana voy a la Ópera que si luego tengo una ejecución y un bautizo y a final de semana tengo que invadir Portugal porque se me han terminado las naranjas. A todos nos ha pasado. La Pragmática se quedó sin sancionar. Y en estas llegó Napo con bayonetas hasta las orejas y pilló a toda la Real Familia con los calzones bajados y las vergüenzas al aire. Menos a la reina, que ya se las había enseñado todas a Godoy, el primer ministro, y por lo tanto le daba un poco igual.
La sucesión de Fernando VII
Hop, saltamos a 1830. Fernandito se hizo mayor, se convirtió en un Rey un poco cabrito y llevó el país a la ruina (de forma espectacular y varias veces), pero no había manera de que procreara. No había descendencia. Tenía la misma mala puntería en las lides de alcoba que en el billar. Su hermano Carlos -Carlos María Isidro se llamaba el pobre- se las prometía felices y se veía ya con corona. Pero héte aquí que de pura casualidad, el enfermo y gotoso rey acertó a colocar un espermatozoide donde debía. Y la reina (María Cristina, sí, la que nos quiere gobernar) se queda embarazada. Salió niña. Un dramón. Porque la Ley Sálica seguía en vigor. A ver ahora qué hacemos, María Cristina.
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Fernando VII "el Deseado" (1814-1833). Desado porque primero los españoles nos pasamos
seis años dandonos de hostias entre nosotros y con los franceses porque deseábamos que fuera Rey.
Después nos pasamos otros veinte años deseando que se fuera o se muriera o algo que ya le valía, hombre por Dios. Los atributos con los que posa en este cuadro son falsos, de una compañía de teatro. Napo le había sisado los de verdad. |
Es entonces cuando Fernando VII saca del cajón la Pragmática de 1789, la sanciona y la hace publicar. Por mis borbones va a reinar aquí mi hermano Carlitos, amos anda. El infante Carlos que se lleva las manos a la cabeza gritando que le han robado, como los directivos de Repsol cuando les expropiaron en Argentina. Para echar sal en la herida, a la niña la llaman Isabel, en clara referencia a la ultima mujer que había reinado en Castilla, Isabel la Católica.
"Por Dios, la Patria y el Rey..."
Por supuesto que el infante Carlos no se conforma, y empieza a afilar los cuchillos. Le apoyan los sectores más reaccionarios y conservadores. Al agonizante Fernando y su esposa no les queda otra que apoyarse en los liberales más moderados para apuntalar a la futura reina. En 1833 muere Fernando VII. Se proclama reina a Isabel II y regente a su madre Mª Cristina. En el norte (Galicia, Euskadi, Aragón, Cataluña) se rebelan los partidarios de don Carlos con sus chapelas rojas y cantando su himno: "Por Dios, la Patria y el Rey / murieron nuestros padres. / Por Dios, la Patria y el Rey, / moriremos nosotros también"
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El infante Carlos María Isidro, Carlos V para los carlistas. |
La disputa dinástica que nos lega Fernando VII va a costar tres guerras y unos trecientos mil muertos. La más importante de estas guerras es la de 1833-1840, la Primera Guerra Carlista. El infante Carlos, llamado Carlos V por sus partidarios, logra incluso atacar Madrid, y la propia Guardia Real debe intervenir para defender el Palacio de Oriente. Pero al final todo queda en nada. Los pretendientes carlistas se van sucediendo, e incluso los encontraremos, con sus chapelas y su himno, luchando en favor de Franco durante la Guerra Civil.
Los últimos carlistas.
El último descendiente directo del infante don Carlos, Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este, muere en enero de 1936 en un accidente. Algunos descendientes de ramas colaterales de la familia todavía reclaman hoy en día su derecho al trono, pero su influencia y partidarios son muy escasos. El más importante de los varios pretendientes es Carlos Javier de Borbón-Parma y Orange-Nassau, Carlos Javier I para los carlistas desde el 18 de agosto de 2010. Hoy el carlismo pretende, y cito, "la construcción de un Estado Socialista de Autogestión que responde al viejo y profundo anhelo cristiano del Carlismo: devolver al Pueblo su soberanía". Anda que no.
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Don Carlos Javier de Borbón-Parma, actual pretendiente de la rama carlista al trono de España. |