Como ser un vikingo
Vamos a dejar clara una cosa desde el principio. Si no, luego todo son
líos y confusiones y no nos vamos a enterar de nada.
Se puede ser un vikingo sin cuernos.
Ya,
ya. Lo sé. Es una idea novedosa y difícil de aceptar. Así que vamos a
tomarnos unos minutos antes de seguir para que podamos imaginar a un
vikingo que NO lleva cuernos.
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..
...
¿Ya?
Vale. Lo que SÍ vais a necesitar si quereis ser vikingos es un barco y,
si lo tienes a mano, un escudo. Al contrario de lo que se dice por ahí,
el arma principal de los vikingos no era la espada, ni el hacha. Era el
escudo. Lo del barco es importante, porque no se puede ser vikingo sin
barco. La palabra "vikingo" la inventan los sajones que los ven venir, y
significa "ladrones del mar". Se entiende que no se puede ser un ladrón
del mar sin un barco, a no ser que nades realmente bien. Antes de que
me lo pregunteis, las mujeres danesas participaban como guerreras en las
expediciones con cierta frecuencia. Las largas trenzas y la voz de
soprano son tradicionales, pero optativas. Las trenzas seguro que os quedaban fenomenal.
Nada de cuernos. El objetivo del casco era desviar los golpes del oponente. Cualquier cuerno o saliente contribuía a que el filo del arma encontrara un punto de apoyo para clavarse. |
Los
propios vikingos no se llamaban vikingos a sí mismos, claro. Hubiera
estado feo. Se llamaban por sus nombres. O en todo caso por su origen.
Eran daneses y noruegos, sobre todo. Y eran excelentes navegantes. Y
excelentes guerreros. Y le sacaron partido a estas dos cualidades a
partir de finales del siglo VIII. 793. Acordaos de esta fecha.
Es la del primer ataque vikingo, en Inglaterra. Saquearon la Abadía de
Lindisfarne. Pero vayamos por partes. Que es como dejaron a los monjes
de la abadía.
Roma se hace la sueca.
Britania
era una provincia romana desde que el Emperador Claudio la conquistara
allá por el siglo I d.C. Pero siempre fue una provincia apartada,
semibarbara, atrasada, poco civilizada. Cuando los romanos empezaron a
vérselas venir de todos los colores -predominando el negro- decidieron
abandonar la provincia. En el 409 el emperador Honorio declara que
"Britania es asunto de los britanos". En ese momento Roma las estaba
pasando canutas. Los francos, los alanos, los vándalos y los suevos
habían cruzado el Rhin aprovechando una helada en diciembre y arrasaban a
sangre y fuego la Galia, Hispania y el Norte de África. Los visigodos
atacaban desde los Balcanes y saqueaban la propia Roma en el 410. Y
Atila asomaba la patita desde Austria. Un pifostio de narices.
Cuando
Roma se retira de Britania su autoridad se desvanece y también la
información que tenemos sobre la isla. Sabemos que en 442 hubo una gran
rebelión de los britanos que acaba con lo poco que quedase de la
autoridad civil romana. Sabemos también que se inicia un lento proceso
de inmigración de otros pueblos. Jutos, sajones y anglos, procedentes de
Bélgica, Holanda y el norte de Alemania hacen su aparición, como
invasores y colonizadores.
La leyenda del rey Arturo.
Si.
Más o menos en esta época es cuando se sitúa la leyenda del Rey Arturo.
Un caudillo bretón que unifica a los britanos, hace frente a los
malvados sajones y anglos y les derrota en la batalla de Monte Badon.
Pues resulta que esta batalla sí que ocurrió, aunque no está claro
dónde. Ocurrió en torno al año 500, y sabemos incluso que el líder de
los bretones se llamaba Aureliano Ambrosino -un nombre muy romano. Este
Aureliano Ambrosino es el principal candidato a ser el verdadero e
histórico Arturo de las leyendas.
Tal vez no sepáis que la leyenda del rey Arturo acaba mal. El rey pierde su
"secreto", la cualidad que le permitía reinar con justicia, vinculada
con el honor perdido por la infidelidad de Ginebra y Lanzarote. Un poco
como cuando Austin Powers pierde su "mojo", pero sin recochineo. El
reino se deshace, y Mordred se rebela. Lo de Mordred deberían habérselo
visto venir. Primero porque se llamaba Mordred, que ya es una pista
importante. Pero además es que qué vas a esperar de un tipo que es tu
hijo y tu sobrino al mismo tiempo. Esquizofrénico perdido. En un
esfuerzo final Arturo se enfrenta a él y lo derrota en la apocalíptica
batalla de Cammlan, no sin perecer el mismo y todos sus caballeros. Los
historiadores creemos hoy en día que está leyenda no es sino una
narración de la última resistencia de los britanos ante los invasores
anglos y sajones. Una resistencia inútil a la postre, pues los anglos y
sajones ocupan Britania, ahora ya y para siempre Inglaterra,
arrinconando a los últimos reyes britanos en Cornualles y Gales.
La Heptarquia anglosajona.
¿La que?
Explicacion
breve. A partir del año 600 -más o menos- los anglos y los sajones ya
han dominado Inglaterra y se han organizado en una serie de reinos.
Aunque su numero varía con el tiempo, los principales son siete.
Heptarquia significa, precisamente, los "siete poderes" o los "siete
dominios" y es como se conoce al periodo de la historia inglesa que va
desde el año 600 hasta la llegada de los vikingos en 793. Northumbria,
Mercia y Wessex son los principales reinos, y más o menos luchaban unos
contra otros por ganar poder y prestigio.
Aquí tenéis a Inglaterra durante el periodo de los Siete Reinos. Los britanos sobrevivían en Cornualles y Gales. |
Ya
en esta época los reyes organizaban sus reinos siguiendo un modelo
feudal, copiado de Francia. Los reyes concedían tierras a sus nobles,
llamados ealdorman (ealdormen en plural), literalmente "sabio" u "hombre
viejo". El titulo derivará luego en "eorl" y al final en "earl", que es
el actual título de nobleza inglés por antonomasia. Estos ealdormen
gobernaban el reino y reclutaban hombres, que ponían a disposición del
rey en momentos de peligro o guerra. También formaban el Witan o
consejo, lejano precedente de la Cámara de los Lores inglesa.
Las invasiones vikingas.
Los
vikingos hacen su aparición en Inglaterra a finales del siglo VIII. Los
reinos sajones y anglos estaban muy ocupados peleando entre ellos y al
principio no se dieron cuenta del peligro. Incluso intentaron usar a los
daneses en sus luchas internas como mercenarios. Los daneses pronto
vieron que allí había una oportunidad que aprovechar. Su país de origen
era poco fértil y estaba sobrepoblado. Además, el clima en este periodo
era más húmedo y frío de lo normal, lo cual hacía que el problema fuese
más grave. La serie "Vikingos" narra muy bien estos primeros contactos y
enfrentamientos entre vikingos e ingleses. Así que los daneses cogieron
sus escudos, sus hachas, sus barcos y se lanzaron al saqueo de
Inglaterra. Nada de cuernos. Excepto los habituales cuando el marido se
larga mucho tiempo muy lejos. Pero esos no se llevan en el casco.
Para los habitantes de Inglaterra, la aparición de los vikingos se vio como un castigo de Dios por sus pecados. |
En
el 860 los daneses cambian de tercio y en vez de limitarse a saquear
empiezan a ocupar territorio. Invaden Northumbria, el reino más al norte
de Inglaterra, y derrotan a los reyes sajones en la Batalla de York
-que aparece en la serie "The Last Kingdom" y le sirve de punto de
arranque. A partir de ahí los vikingos van ampliando su dominio. Mercia,
Anglia y los demás reinos menores caen uno tras otro. Al final solo
queda Wessex, es decir, el reino de los Sajones Occidentales. Su capital
era la ciudad de Witancaester, es decir, "la ciudad del consejo" o
"castillo del consejo", porque era donde se reunía el Witan del reino
cuando los reyes lo convocaban. Hoy la conocemos como Winchester. ¿Y
Londres? Los vikingos habían ocupado la zona y dominaban la
desembocadura del Támesis, que hacía las veces de autopista hacia el
interior del reino. Londres no pasaba de ser un pueblucho húmedo y poco
sano que sobrevivía solo por su posición estratégica. Se llamaba
Lundenwic en esta epoca. Por cierto, el nombre procede de una antigua
palabra celta que significa "Río caudaloso"
Alfredo el Grande
Alfredo
era el hermano del rey de Wessex, Etelredo I. Etelredo murió en un
primer enfrentamiento con los vikingos, y Alfredo se convierte en rey de
Wessex en 871. Al contrario de lo habitual en la época, Alfredo era un
hombre educado, pues al estar fuera de la línea sucesoria al trono se le
había destinado a la Iglesia. Sabía leer y escribir. Había viajado.
Entendía el papel de la cultura y de la educación. E iba a necesitar
todos sus conocimientos. Porque tenía un papelón el buen hombre.
Alfredo
se las arregló para tener a raya a los daneses algún tiempo. Reorganizó
el reino, reforzó el ejército haciéndolo permanente y dándole un
equipamiento uniforme y mandos competentes. Y cuando parecía que todo
iba bien los daneses se colaron en barco por el Támesis, entraron por
sorpresa en Winchester y ocuparon Wessex. Alfredo se salva por los pelos
y se refugia en las marismas de Sommerset. Se cuentan muchas historias
sobre la vida de Alfredo en los pantanos.
Alfredo será el unico rey inglés en recibir el apelativo de "Grande" o "Magno" y además ser reconocido como Santo. |
Desde
los pantanos Alfredo organizó la resistencia, levantó un nuevo ejército
y marcho contra los daneses, a los que derrota en la decisiva batalla
de Edington (879). No contento con liberar su reino hizo retroceder a
los daneses al norte del Támesis, ocupando Londres (que cambio de manos
varias veces y fue saqueada) y se proclamó -y fue el primero en hacerlo-
Rey de Inglaterra. Murió en 899, con cincuenta años.
El final de la historia.
Los
sucesores de Alfredo van poco a poco recuperando territorio de manos
danesas. Hay que decir además que los daneses habían puesto sus miras en
otros objetivos más golosos: París, Sevilla, Sicilia, incluso Bizancio
tuvieron que pagar tributos o sufrir saqueos de los vikingos. A
principios del siglo XI el reino sajón en Inglaterra dominaba ya todo el
territorio inglés. Pero una disputa sucesoria iba a poner fin a la
dinastía fundada por Alfredo. En 1066 el duque normando -descendiente de
vikingos- Guillermo invade Inglaterra, alegando que el rey de los
sajones, Harold Hadrada, le había jurado fidelidad. Harold y Guillermo
se enfrentan en la batalla de Hastings, donde el propio Harold, ultimo
descendiente de Alfredo, perece. Y empieza la historia de los normandos
en Inglaterra, que ya es otra historia para contar otro día
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